miércoles, 13 de mayo de 2020

Anon

Distopía Vacía

Llegó al festival de Sitges a la vez que a Netflix, y ahora incluso, puede disfrutarse en Filmin. Amanda Seyfried y Clive Owen protagonizan una de esas pelis que a mí personalmente me llaman la atención por múltiples factores. El carácter distópico y futurista es siempre un imán para mí, tanto a nivel cómic como cinematográfico.

Cuenta la historia de un mundo donde no existe el anonimato ni el crimen. Un detective se cruza con una mujer capaz de borrar recuerdos y amenazar la seguridad de una sociedad concebida para el control.

Como digo, distópica y retro-futurista. El elemento syfy no radica en la ciudad, el entorno, ni siquiera en la existencia de superbots que sometan a la población, sino en unos patrones oculares para llamadas y, en el caso de la autoridad, tener a la población completamente controlada. Algo no muy diferente a lo que vivimos en estos momentos, por cierto.

La trama es original, sí. Engancha, aunque no deje de ser la típica persecución policíaca del ratón y el gato, pero con elementos fantásticos. Con todo, podría haber dado para mucho más y es que pese a la atracción inicial, rápido se le acaban las ideas a Andrew Niccol. El director británico, responsable de la última gran película de Nicolas Cage El Señor de la Guerra, es incapaz de erradicar el aburrimiento a partir del ecuador de la cinta. Algo que no le ocurría con otra distopía realizada por el inglés en 2011, In Time (también con Amanda Seyfried) siendo esta una película mucho más comercial y de menos halo personal que esta Anon, conseguía mantener el interés de forma más tensa hasta el final.


El reparto está bien, en concreto Seyfried. Ya que Owen y el resto del reparto se antojan un poco planos, aunque mi sensación es que estas interpretaciones son por orden de Niccol. Típicas de cyberpunk donde los personajes solo hablan cuando es estrictamente necesario y de forma muy seca. Por cierto, vemos además al eterno secundario Colm Feore, del que ya he perdido la cuenta de films en los últimos años.

Una película con un argumento atractivo y unas situaciones planteadas de forma elegante, que finalmente queda mediocre debido a la falta de identidad a la hora de desarrollar el relato y al vacío y la simpleza con la que se resuelven la mayoría de las secuencias más importantes del film.




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