viernes, 15 de mayo de 2020

Revenge

Extremismo no tan extremo 

Desde que vi Revenge siempre quise hacerle una reseña. Es una peli que me dejó algo dentro que me persigue. Para mi gusto no es el típico rape & revenge, pero si. Es difícil de explicar y, voy a seguir quedándome con las ganas de hacerlo, ya que ni aquí, en mi propio blog, lo haré. El invitado de este viernes es Víctor LeSaint, alias El Fotógrafo del Pánico, un tipo con el pelo largo (lo cual no ayuda a que no levantemos suspicacias sobre su forma de ganarse la vida) que debuta pegándole un buen repaso a la película de Coralie Fargeat.


Cuando me dispuse a ver Revenge (Venganza en español), película francesa estrenada en 2018 y dirigida por Coralie Fargeat que, por cierto, llegó a mis manos gracias al ilustre y campechano moderador de este afamado sitio web, esperé encontrar una historia realizada de tal forma que pudiera incluirse dentro del misticismo que rodea al extremismo francés, formato con el cual algunos directores de este país parecen estar obsesionados por crear un subgénero en sí mismo.

El argumento, como ya el título de la película descubre, se desarrolla en un clásico “rape and revenge”, subgénero del gran cine de explotación que tantas alegrías nos ha regalado. Matilda Lutz, conocida por aparecer en Rings, tercera película de la franquicia The Ring, interpreta a Jennifer, “obligada” a cargar con la cruz a sus espaldas hasta llegar a convertirse, casi, en una superheroína de cómic, derrotando a sus enemigos uno a uno hasta alcanzar su liberación final.

Con estos elementos, Fargeat crea una historia con grandes pretensiones a la hora de mostrar cierta denuncia social hacia un tema bastante candente en nuestros días, como son las cuestiones de igualdad de género. Utiliza tres personajes masculinos (interpretados por Kevin Janssens, Vincent Colombe y Guillaume Bouchède) para llevar a cabo la degradación a la que es sometida la única mujer de la película, la cual resurge literalmente de sus cenizas utilizando el peyote como aliado para aliviar la sensación de dolor.

Es aquí, en la transformación que sufre Jennifer, donde podemos apreciar esos tintes de extremismo francés. La crudeza con la que la cámara retrata el cuerpo desfigurado de la chica pretende ajustarse a ese terror tan corporal y violento que, al igual que en películas como Dans ma peu o Dentro de la piel en español, de Marina de Van (que protagonizó sus propios designios como guionista y directora) es utilizado irremediablemente en la mayoría de películas pertenecientes a esta corriente para mostrar una cara más grotesca (aún si cabe) del gore más tradicional.

Sobre cuestiones estéticas sería oportuno recalcar el cambio que desde Crudo de Julia Ducournau están llevando a cabo en este extremismo. Revenge se mostró visualmente (al igual que Crudo) con un estilo muy americano, el cual estaba alejado de anteriores películas como Mártires de Pascal Laugier o Al interior de Julien Maury y Alexandre Bustillo que, con correcciones de color mucho más frías y sórdidas, daban un aspecto muy perturbador a las primeras obras de este subgénero en potencia. El abandono de este recurso, acompañado por una clara reducción de violencia explícita, puede ser una forma de intentar hacer llegar a más público esta forma de ver el terror. Crudo, en este caso, gana la partida contra Revenge y lo hace por la historia que cuenta, no por cómo lo hace. A esta última le falta ese elemento para enganchar al espectador que todas las anteriores traían consigo aparte de toda la sangre y bestialidad habida y por haber. Clímax, de Gaspar Noé, serviría también como ejemplo para observar esta evolución y sí tiene, como Crudo, ese elemento desgarrador esencial en su historia.

Quizá el último elemento que faltó en la pócima de Revenge y lo que hace que no se convierta en un referente directo del extremismo francés, fue la falta de estreno en el Festival de Cannes y los consiguientes desmayos y abandonos de sala antes de terminar la película que debería haber provocado entre el público, como sí hicieron la mayoría de sus antecesoras, siendo Mártires de Laugier e Irreversible de Noé las que mejor representaron este fenómeno.

Revenge fue bastante entretenida pese a no representar esa corriente francesa de forma tan cruenta como yo quería y casi necesitaba. Seguiremos esperando más recomendaciones de la maquiavélica mente propulsora de este antro cibernético para su posterior divagación, que no divulgación.    


Víctor LeSaint

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