lunes, 11 de mayo de 2020

Trilogía "Crueles Intenciones"

La follambre es lo único importante.

El experto en caspa patria y fan máximo de James Wallestein Mr. Misingno (gerente en prácticas de la web McFly no era un gallina) se pasa por la iglesia de los verhoenistas del quinto amanecer con otro de sus "temas especialidad"; las sagas erótico-festivas de comienzos de siglo. Le pega un buena repaso a Crueles Intenciones y a sus hasta hoy para mí desconocidas secuelas. Disfruten:

Durante los noventa surgió un interesante boom de adaptaciones de novelas clásicas al ámbito juvenil de la época. Casos como Romeo + Julieta (Baz Luhrmann, 1996), 10 razones para odiarte (Gil Junger, 1999), Fuera de onda (Amy Heckerling, 1996)o Alguien como tú (Robert Iscove, 1999) además de ser consideradas por la amplia mayoría del público como películas generacionales, traían al mundo contemporáneo a los personajes descritos por Austen o Shakespeare en sus novelas, amén de demostrarnos que a fin de cuentas, la sociedad y sus intenciones no han cambiado de un tiempo a esta parte, sino más bien son sus maneras y las maneras de llevar las a la práctica las que han cambian. 

Pero bueno, si queréis saber más del tema os leéis un libro sobre sociología en el cine, porque de este tema sé tirando a poco/nada y a lo que hemos venido aquí es a hablar de una trilogía que, si bien empezó arrasando en las taquillas de todo el mundo, donde de verdad encontró su potencial fue en las estanterías de esos centros del saber denominados por el vulgo como los videoclubs, aunque incluso eso tiene razón de ser que explicaré a su debido tiempo.  Me refiero claro está a la adaptación de 1999 que tuvo Las amistades peligrosas del escritor francés Pierre Choderlos de Laclos (publicada en 1782) y que aquí se tituló con el impactante título de Crueles intenciones.
En marzo de 1999 nos llegaba la primera película con una más que notable acogida en la taquilla mundial y un buen respaldo de la crítica, la cual la calificaban como una buena actualización de la novela que contenía buenas dosis de erotismo – destacando especialmente la mítica a la par que polémica (por entonces) escena del beso, donde incluso todo el equipo de rodaje paró para verlo - y un casting de prometedores jóvenes intérpretes, donde se destacaba la labor de Sarah Michelle Gellar en un rol que se situaba en las antípodas de su Buffy caza vampiros

En realidad, y vista ahora en perspectiva, el film consigue tanto ser una adaptación fiel como una interesante crítica hacia la sociedad americana de clase alta, la cual es retratada como una pandilla de snobs superficiales que juegan con los sentimientos de sus iguales mediante promesa, falsas claro, de algo más profundo como es el amor.  Lo dicho anteriormente, nada que no se viese anteriormente en la novela de Laclos, pero sí puedo decir que consigue su propósito de que llegues a odiar a esos niños pijos que bien merecerían una paliza, amén de causar picores entre un público compuesto por adolescentes y no tan adolescentes. Gran culpa de esto último lo tendría el libreto del también director Roger Kumble, quien además de adaptar, cargó al film de un erotismo que si bien ahora para nuestros estándares sería más bien soft, llego a entender que en su momento fuese objeto de cierta polémica a parte de morbo entre público que fue a verla. Escenas como la seducción del personaje de  Reese Witherspoon por parte de Ryan Phillippe (pareja en la vida real), el maquiavélico plan del personaje de Gellar con la promesa de sexo a su hermanastro o el mentado beso entre esta y Selma Blair no hacen sino acrecentar esa adorable sensación de sexualidad desmedida. Ay, si supieran lo que vino después.

En el reparto encontramos en los papeles protagonistas a los mentados Gellar, como reina absoluta de la función, Phillippe, Whitherspoon y Blair, además de Joshua Jackson (Fringe) y Eric Mabius (Resident Evil), secundados por unas actrices de lujo como son Christine Baranski (Chicago) y Louise Fletcher (Alguien voló sobre el nido del cuco) quienes aportaban tablas al elenco.
Entre las curiosidades destacar que en la productora Columbia estaban interesados en contratar a Katie Holmes para el rol protagonista, pero el director no creía que fuese la adecuada para el papel, así que ni corto ni perezoso Phillippe postuló a su novia (y futura esposa) como candidata. Tras mucho meditarlo y una borrachera descomunal según cuentan, el papel fue dado a Whitherspoon suponiendo el espaldarazo definitivo a su carrera. Pobre Katie Holmes, siempre la descartan por lo que sea.

Un año después, y de manera casi de sorpresa nos llegó a mercado doméstico esta Crueles intenciones 2 dirigida nuevamente por Kumble y que en realidad era una precuela con los mismos protagonistas  (pero con diferentes intérpretes) y  ambientada unos años antes de los hechos de la primera. Pero bueno, ¿cómo fue posible que la secuela de una cinta de éxito fuese a parar directamente a las estanterías del Videoclub Pepe sin pasar por la taquilla? Bueno, pues al parecer la cadena Fox encargó una serie sobre la exitosa película a Kumble, el cual ni corto ni perezoso puso toda la carne (literal) en el asador, volviendo a incluir escenas de alto voltaje erótico ya que a fin de cuentas fue lo más recordado de la anterior, además que ahora no tenía las limitaciones del medio cinematográfico en lo que a censura se refiere, así que adelante…o no, porque según cuentan durante el visionado del Piloto de la serie por parte de los ejecutivos ocurrió la debacle; en ella se podía ver una escena donde uno de los personajes principales tenía un orgasmo a lomos de un caballo. Esto, a priori nada fuera del otro jueves escandalizó de tal manera a Rupert Murdoch, el presidente por aquel entonces de la cadena, que la serie quedó cancelada de manera tajante. Aunque como se dice, si la vida te da limones haz limonada, por tanto, y en vista de que se habían rodado tres capítulos, la productora decidió aunarlos, cortar escenas, redoblar otras para que casasen en el contexto (sic) y finalmente dieron luz verde a esta película que fue directa a vídeo, o, como venía siendo norma, por estos lares nos llegó directa al videoclub.

Si muchos no la habéis visto no os lamentéis porque la película no deja de ser un remiendo de la anterior, solamente que con sus protagonistas mucho más pavos, la trama, salvo de la sorpresa inicial de ser una  precuela, es lo mismo de antes y además se la nota mucho el elemento televisivo y por tanto queda endeble al no estar terminada. Si a todo esto le sumas unas escenas  de ¿sexo? que parecen sacadas del porno soft más rancio y casposo del mercado queda una película que salvo por su nombre no se la prestaría más atención, cosa que por desgracia ocurría mucho por entonces.
Por cierto, y hablando de los protagonistas, todos, absolutamente todos están para matarlos, incluso una Amy Adams que de guapa está que se rompe pero a lo que se refiere al interpretar a la pérfida Kathryn le sale el tiro por la culata, si bien es cierto que en vista del nivel general no es la que peor sale parada de la pandilla de rostros televisivos de segunda que está plagado el cast.
En líneas generales de los típicos coñazos que nos tuvimos que tragar por aquella época por culpa del nombre que arrastraban, pero la cosa debió de funcionar porque tres años después, en 2003, tuvimos un Crueles intenciones 3.

Dirigida esta vez por Scott Ziehl en sustitución de Kumble, quien seguro tenía mejores cosas que hacer como rodar La cosa más dulce, se nos narraba como una nueva apuesta entre dos alumnos de un selecto/pijo Instituto toca hueso al dar con una insidiosa mujer con fama de devoradora de hombre, quien los irá arrastrando por la mala senda del fornicio desmedido y finalmente haciendo que ambos amigos se peleen por ella.
Al contrario que las anteriores, de esta poco puedo decir, y eso es lo que peor que se puede decir de un film, dado que la trama de cazadores cazados estaba de sobra vista y que la femme fatal  en realidad da de todo menos interés. Demonios, si hasta las escenas de sexo son peores que los vistas en la segunda que ya es decir. Quizás lo más destacable de todo sea ver a Kerr Smith quien tras su paso por Destino final (2000) buscaba su sitio en el mundillo interpretando al protagonista – ojo que interpreta a un estudiante de instituto con más de treinta palos que se le notan a la legua -, aunque en vista del resultado final mejor haberse dedicado a hacer más capítulos de Dawson crece.
En realidad el mayor problema de este film es que el resultado final muy soso. No es que sea un terror, pero que incluso la anterior la supere es indicativo de que hicieron bien al cortar el grifo con esta entrega.

Pues hasta aquí el repaso a esta trilogía que seguramente dio muchas alegrías a los que como yo se pasaban medio día por los infinitos pasillos del saber. Una saga irregular pero que con gusto se puede echar una tarde en el que la buena compañía y buen humor pueden ser los ingredientes idóneos para que la adaptación de los versos de Laclos os calen por dentro.

O bien os leéis el libro.




Mr. Misingno

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